Y sin embargo, lo prometido es deuda: dedico este capítulo a mi nuevo lector Kunta, que apareció cuando más convencida estaba de que no me leía nadie más que mi fiel Fire rising. Tus ánimos me calientan el corazón y me impulsan a continuar la historia. ¡Gracias!
Capítulo cinco: Los Grandes Daimyos
“Todos los clanes llevan máscara. La diferencia es que
los Escorpiones la mostramos”
El tenue sol de la
mañana arrancó un fuerte destello del cristal que coronaba el mástil principal;
la muchedumbre se sobrecogió. Poco a poco, el flamante navío comenzó a hacerse
más y más visible, a medida que se acercaba a la orilla con su pausado avance.
El puerto estaba totalmente lleno. Soldados,
guerreros, campesinos… Los samuráis, en primera fila; ningún campesino se atrevería
jamás a negarles el paso. Y sin embargo, totalmente en silencio; no habría
quién pronunciase palabra alguna en un momento como aquél. Todas las miradas
confluían en el barco del Emperador, en el que tanto él como los Daimyos de los ocho Clanes Principales llegaban a la ciudad.
Siendo balanceado suavemente
por las olas, el hermoso navío llegó lento y tranquilo hasta el amarradero;
donde los marineros se apresuraron a lanzar a tierra cuerdas que otros hombres
agarraron y ataron al puerto para mantener el vehículo inmóvil. Pronto se
colocó una plataforma que unía la cubierta con tierra firme.
El corazón de Akodo
Yamato se encogió al ver desembarcar al líder del clan León. Un hombre recio,
de porte orgulloso y mirada inteligente: Akodo Toturi, general de los ejércitos
del Imperio Esmeralda. Si bien en algunos samurais podía llegar a percibirse su
honor a través de su mirada, sus palabras y su caminar; en el caso de Toturi,
lo difícil era no notarlo. En sus limpios ojos se vislumbraba la honestidad de sus
actos. De él se decía que había mandado analizar y estudiado las técnicas de
lucha de los mejores samurais de todos los clanes, y que era capaz de usar ese
conocimiento para vencer a cualquiera. Que por ello no había perdido una sola
batalla. Que era el mejor estratega del Imperio. El simple pensamiento de
pertenecer a su misma familia hizo que Akodo Yamato sintiera un profundo
orgullo.
El Daimyo Comadreja,
regente de Otosan Uchi y anfitrión del Campeonato Topacio, se apresuró a
presentar sus respetos al guerrero, antes de comenzar a hablar con él. El
larguirucho personaje parecía empequeñecer al dirigirle la palabra, como si el
honor que conllevaba hablar con él lo abrumase. Mientras, desembarcaba Bayushi
Shoju; a su lado, la dama Bayushi Kachiko.
El murmullo que había surgido con
el desembarco del León se alzó. A pesar de la mala fama que tenían los
Escorpión, Bayushi Shoju era considerado uno de los mejores Daimyos conocidos.
Formado como samurai bushi, era también un magnífico cortesano. No tenía enemigos,
nadie osaba cruzarse con él en la corte, y nunca había perdido un duelo o una
batalla… aunque no se había enfrentado con Akodo Toturi, del cual se decía lo
mismo. Llevaba una túnica negra con el mon de los Escorpión bordado en rojo en
la espalda, rodeado por un círculo dorado; el corte de sus prendas era
engañoso, pues los ropajes ondeaban ligeramente incluso cuando él se detenía,
dando una desconcertante sensación de fluidez a todos sus movimientos. Su
máscara era blanca, con filigranas doradas que danzaban por su frente y por una
de sus mejillas.
Muchos Escorpión portaban máscara,
pero la de Shoju era completa: ni siquiera se vislumbraban sus ojos, pues si
bien había para ellos dos huecos en la cerámica, estaban sellados por un velo
negro que sin embargo permitía al Daimyo ver a su alrededor a la perfección. Se
decía que nadie había visto nunca su rostro, pero todo el mundo creía que tenía
que ser enormemente bello. Tanto por su hijo Bayushi Dariu, de quien se decía
era hermoso como un Grulla; como por la descomunal belleza de su esposa 1.
La dama Kachiko, cortesana y una de las consejeras más cercanas al Emperador;
era la mujer más hermosa de Rokugan, a la que todos los hombres miraban con
deseo y que todas las mujeres admiraban y envidiaban a partes iguales. Yuna
entre ellas. La Madre
de los Escorpión llevaba un velo rojo oscuro ensombreciendo la mitad inferior
de su rostro, en el cual se había inspirado la joven samurai-ko al escoger el
suyo. Ahora que la veía por primera vez de cerca, Yuna se sintió golpeada por
la gracia con que era llevado por la Daimyo. Además de la obvia distinta calidad de la
tela, el velo parecía no cubrir su rostro, sino formar parte de ella. De no ser
porque Yuna nunca se hubiera quitado el velo en público, se habría arrancado el
suyo al instante; convencida de que el que a ella le quedara tan mal constituía
sin quererlo una burla a Bayushi Kachiko.
Bayushi Yuna tenía los
ojos clavados en ambos personajes, sobrecogida. La samurai-ko estaba al
servicio de un Daimyo, que servía a otro Daimyo, que seguía a una lista
interminable de hombres que terminaba en Bayushi Shoju y Bayushi Kachiko. Daimyos
del clan Escorpión, Maestros de los Secretos. Ahora ella estaba en su presencia.
Al comienzo del torneo sería aconsejada por ambos. Respiró hondo, ansiosa,
inundada por el profundo y reverencial respeto que sentía hacia ellos.
Tras ella, el joven aspirante
del clan del Cangrejo hizo un obsceno comentario con respecto a la dama Kachiko
hacia su compañero Unicornio, y ambos se echaron a reír guturalmente. El
aspirante Grulla les lanzó una mirada reprobatoria. Por unos instantes, Yuna no
supo si enfurecerse con ellos o tener lástima de su ignorancia… Optó por la
segunda opción. La dama Kachiko estaba muy por encima de lo que dos samurais
recién salidos de su gemppuku pudiesen cuchichear.
Mezclados con la
muchedumbre igual que ellos, estaban el resto de los aspirantes al campeonato
Topacio: el Cangrejo, el Unicornio y el Grulla. Cada uno se adaptaba
perfectamente a las generalidades de su Clan: el primero; muy corpulento y
fuerte, además de tremendamente basto; el segundo, ágil y probablemente buen
jinete y luchador; el tercero, agraciado y sin una sola mirada o gesto fuera de
lugar.
Y del barco
descendieron también sus Daimyos. El Cangrejo era una cabeza más alto que el
resto de los dirigentes, y tenía una musculatura tan impresionante que la
pasarela que unía barco y puerto crujió y se abombó a su paso. El Daimyo Grulla
levantaba suspiros por su belleza y murmullos de admiración por la gracia de
sus movimientos. Su larga melena blanca ondeaba a la suave brisa marina, pero
inexplicablemente ni un solo mechón de su cabello quedaba fuera de su sitio;
sus ojos azul celeste miraban alrededor con superioridad y amabilidad al mismo
tiempo. La agilidad del Unicornio era patente en cada uno de sus pasos, si bien
sus ropas resultaban extrañas y harapientas. Tras ellos desembarcó el dirigente
del Clan Mantis,
cuya experiencia naval se intuía tan sólo a través de su facilidad para moverse
en el barco y en su transición a tierra. También el Daimyo Fénix descendió: al
pisar la tierra el Daimyo, todos sintieron un estremecimiento, la misma tierra
captaba el enorme poder mágico que despedía. Cuando observó a la multitud, sus
ojos parecían ver no a los observadores; sino mucho más, algo etéreo en la
brisa que tan sólo él podía percibir.
El Daimyo Dragón no
iba en el barco. Sin embargo, siempre había sido habitual que los Daimyos
Dragón llegasen a los actos oficiales por sus propios medios, y pocos eran los
que llegaban a vislumbrar su llegada. Era otro más de las decenas de misterios
que rodeaban al clan de las montañas 2.
El Daimyo Comadreja
les recibió presto y respetuoso, mientras la gente les observaba aconjogada y
maravillada por su presencia. Los aspirantes ardían en deseos de dirigirse al
estadio, de encontrarse con ellos por fin, de comenzar la competición; pero
todas las miradas se volvieron, silenciosas y expectantes, hacia el barco una
vez más.
El Emperador.
Rodeado por un
enorme grupo de curtidos guerreros, estirpe imperial, que apenas permitieron a
los jóvenes samuráis distinguir al soberano. Pero era él. El mismísmo
Emperador Hantei XXXVIII, quien normalmente residía en la capital pero que aprovechaba la
festividad para regresar de un viaje de placer en tierras Grulla. El verdadero
hijo de dioses honraba con su regreso la tan señalada fecha del Campeonato
Topacio.
Tras el soberano,
los Daimyos comenzaron a dirigirse hacia el estadio; la marabunta los siguió.
Las decoradas y arregladas calles de la ciudad cumplieron su cometido,
acogiendo a los recién llegados entre ricas guirnaldas y pétalos de cerezo, con
el alegre tintineo de las campanillas alegrando sus corazones. Sin un solo
percance, sin un solo error.
Llegaron al estadio. Al encontrar
al Daimyo Dragón y sus cuatro yoyimbos esperando junto a la puerta principal,
la muchedumbre emitió exclamaciones de sorpresa, pero el Emperador y los
Daimyos parecían esperarlo. Mientras efectuaba una profunda reverencia ante el
supremo Hantei, el Daimyo Dragón Togashi Yokuni emitía un aura mística a pesar
de su cabeza afeitada y sus humildes ropas monacales. Otro de los misterios
Dragón.
En el estadio entró primero el
Emperador; luego los Daimyos. Después los participantes; y tras ellos todos los
espectadores.
El Campeonato Topacio iba a dar
comienzo.
Una vez se instalaron los espectadores los Daimyos bajaron al centro del pabellón para, como estaba previsto, desear suerte a los
participantes antes de la gran competición. Yuna distinguió a Bayushi Shoju y
Kachiko acercándose y realizó una profundísima reverencia. Al alzarse, sintió a
pesar de su máscara velada los oscuros y destelleantes ojos de su Daimyo
clavados en ella. Sin osar devolverle la mirada, su corazón se detuvo y pensó
que no podía sentirse más honrada.
-
Demuestra
la valía del Clan Escorpión- dijo Shoju desde el interior de su máscara.
Yuna asintió
solemnemente. Su voz era tan hipnótica como todos decían…
-
Me
alegra que una mujer nos represente - dijo la dama Kachiko, menos
solemne y más acogedora que su esposo- Confiamos
en ti.
La miró dudosa,
pensando en si su vulgar velo le resultaba una afrenta, pero su sonrisa era
cálida y luminosa como el Sol mismo. Notó que la Daimyo parecía en realidad
agradada por la semejanza, y su corazón galopó lleno de alegría.
-
Haré
cuanto esté en mi mano para luchar por nuestro Clan- prometió
inclinándose de nuevo.
Yuna era la única mujer entre los
aspirantes. Normalmente las mujeres en Rokugan llevaban el pelo largo, y tan
sólo lo cortaban cuando enviudaban o en señal de duelo por un familiar; se
decía que la mujer que no cortase jamás su cabello sería siempre fiel a su
esposo. Sin embargo, las samurai-ko de cualquier escuela bushi podían escoger
llevar el pelo más corto sin significar una afrenta, pues lo contrario conllevaría
obligarlas a asumir una posible desventaja en batalla. Por ello el cabello de
Yuna le llegaba a los hombros, aunque solía llevarlo recogido. Esta vez había
prescindido de decorados broches para recogerlo; una sencilla pero efectiva
cinta negra lo mantenía apretado en su nuca.
El Clan del Escorpión era temido y
despreciado a partes iguales por el resto de los Clanes Principales. Aunque
normalmente no había pruebas que lo respaldara, se decía que un Escorpión
utilizaría los medios necesarios para conseguir sus fines. Sabían de secretos
que no debían conocer, y se los tildaba de mentirosos y traicioneros. Pero todo
el mundo sabía que daba mala suerte insultar a un Escorpión, la desgracia caía
rápidamente sobre aquel que osara. Así que eran respetados a través del temor,
vilipendiados a sus espaldas, y a ellos se les atribuían actos deshonrosos o
ilegales en más de una ocasión 3.
Un poco más allá, Akodo Toturi
dedicaba un discurso acerca del honor y el coraje que prendía en el espíritu de
Akodo Yamato para nunca más desprenderse de él. El joven lamentó no haberse
teñido el pelo de dorado, como hacían algunos Leones, entre ellos su Daimyo; en
su lugar lo llevaba oscuro y recogido en una alta coleta militar. Esto se debía
a la instrucción marcial que todos los Leones recibían, pues el Clan León era
el encargado de la defensa militar del Imperio Esmeralda; y por ello eran
considerados la Mano Derecha
del Emperador. No había mayor ejército que el suyo ni mejores estrategas. Para
ellos, la cualidad más importante de un samurai era el valor; pero el honor
regía también sus vidas, pues lo defendían con su espada, su aliento y su vida
cada hora de sus días.
-
Recuerda que el destino está al alcance de
nuestra mano- le decía el Daimyo Mantis a Yoritomo Keita- No hay enemigo que no
pueda ser derrotado, ni obstáculo que no pueda salvarse.
El samurai asintió
ante sus palabras de sabiduría. La filosofía de su Clan de que podían llegar a
alcanzar cuanto quisieran se respaldaba en su propia historia política:
inicialmente un Clan Menor, habían sido ascendidos a Clan Mayor a pesar de no
poseer un kami fundador. Los Mantis tenían parte del territorio continental de
Rokugan, pero su baluarte eran las Islas de la Seda, cuyas importaciones procuraban riquezas al
Clan. Al encargarse de la defensa de las Islas y del comercio, todos los Mantis
recibían instrucción naval. Keita mismo la piel curtida por la brisa marina,
así como los cabellos ajados por el viento y el salitre. Muchos Mantis tenían
fama de piratas y de ladrones, pero tales palabras no se oían en las reuniones
oficiales; pues la dinastía Hantei les había dado el título de Clan Mayor y no
se osaba dudar de su decisión.
El Daimyo Dragón recitó un
acertijo que tras un instante respondió Mirumoto Kenjiro, recibiendo una
sonrisa de aprobación al tratarse de la respuesta correcta: nadie comprendió
qué había dicho a Kenjiro su Daimyo, pero él después sonrió para sí, emocionado
como si le hubieran dedicado el más largo de los discursos. Así eran los
Dragones. Se decía que su fundador, el Kami Togashi, extraño incluso para sus
hermanos y hermanas deidades; reunió bajo su bandera a cuantos individuos
únicos encontró para crear un clan de rarezas. Consideraban que cada individuo
debía interpretar el Bushido según sus preceptos, y buscar su propio camino a la Iluminación. Se
mostraban siempre muy filosóficos y solían hablar mediante acertijos. Sin duda,
los habitantes de las montañas eran el clan más enigmático y más difícil de
comprender.
-
Recuerda bien: ¿cuál es la virtud más importante
que debe poseer un samurai?- dijo el Daimyo Cangrejo, en un tono tan agresivo
que casi parecía un desafío.
El aspirante Cangrejo, Hida
Kaneshi, hinchó el pecho de aire antes de responder a voz en grito.
-
¡Fuerza! ¡Puesto que un hombre débil no es un
hombre!
El Clan del Cangrejo era el que
vigilaba las fronteras de las Tierras Sombrías, reino del maligno kami Fu-Leng.
Sus filas se enfrentaban a diario contra monstruos que los Grullas no llegaban
a emular ni en sus peores pesadillas; brujas, demonios, trasgos, o la propia
maldición que conllevaba pisar aquellos terrenos: la Mancha. Así, el clan del
Cangrejo era el más guerrero y de los más pragmáticos de los Clanes
Principales. Al recibir la respuesta correcta, el Daimyo Cangrejo lanzó un
rugido al aire al cual se sumó el aspirante.
El aspirante Grulla se sobresaltó
ante el ruido, y su Daimyo meneó la cabeza con desagrado antes de retomar la
lección que le estaba impartiendo.
-
Recuerda bien que el precepto de Bushido más
importante es la cortesía- le dijo.
Doji Kirei asintió.
Aunque se había sorprendido por la rudeza de los otros aspirantes, la bastedad
de los Cangrejo lo había dejado verdaderamente perturbado; sin embargo, ni dijo
ni efectuó gesto alguno fuera de lugar. Vestido con un kimono azul celeste
ribeteado de delicadas grullas plateadas, llevaba como correspondía a su clan
sus largos cabellos teñidos de blanco, cayendo finos y mansos sobre sus
hombros. El Daimyo miró sus ojos azules cual hielo invernal y asintió con
aprobación. El Clan de la
Grulla era la Mano
Izquierda del Emperador, los cortesanos; versados en
etiqueta, leyes, política y cortesía como nadie más en Rokugan. Todos los
Emperadores contraían matrimonio con una dama Grulla, y casi todo el séquito
del Emperador estaba formado por individuos de la estirpe imperial y cortesanos
Grulla; por lo que siempre ostentaban poder político y clase social por encima
de todos los demás.
Agasha Inomaro era
el único shugenja del Campeonato, por lo que no portaba katana alguna. Ya que
la familia Agasha descendía de una rama del clan de la Grulla, Inomaro llevaba
teñido el cabello de blanco níveo; que recogía con una cinta dorada a la altura
de su nuca en una coleta baja que descendía hasta su cintura. Su Daimyo, sin
embargo, no llevaba el pelo teñido. Recordó al aspirante citas de Shinsei,
mientras Inomaro asentía mansamente. El clan del Fénix enaltecía la sabiduría
por encima de todas las virtudes, si bien conocían bien los caminos de la magia
y sus shugenjas eran los más poderosos del Imperio. Bien podrían plantar cara a
muchos de los otros clanes, sin embargo, su filosofía era pacífica; jamás
utilizaban la violencia sin una buena razón.
-
Por muy diferente que a otros ojos podamos
parecer, seguimos siendo hijos de Rokugan- dijo el Daimyo Unicornio- No dejes
que nadie niegue tu derecho a intentar conseguir ser el Campeón Topacio.
Ide Ryosei se inclinó
respetuosamente, y continuó escuchando sus palabras de orgullo y buenos deseos.
Respondió que no dejaría que su rechazo lo alejase de la victoria. La kami
fundadora del Clan del Ki-rin, la Dama
Shinjo, había pedido permiso a Hantei para partir a tierras
gaijin, tierras extranjeras fuera de Rokugan, para asegurarse de que no
vinieran amenazas. Ochocientos años estuvo el Clan fuera del Imperio, para después
regresar con el nombre del Clan Unicornio. En ese tiempo habían aprendido y
adquirido costumbres extranjeras que los demás rokuganeses veían con rechazo y
extrañeza, y eran por todos considerados casi tan bárbaros como los propios
gaijin.
Finalmente, los Daimyos se
retiraron, dejando a los jóvenes samuráis solos frente a todos sus
observadores. Se midieron con la mirada: aunque no hubiesen hecho aún ninguna
prueba, el Campeonato Topacio ya había comenzado.
Ocho aspirantes de los ocho Clanes
Principales, que se enfrentarían a lo largo de dos días en diez pruebas:
atletismo, lucha cuerpo a cuerpo, heráldica; leyes, etiqueta y Bushido;
equitación, iaijutsu, poesía y corte, go, tiro con arco y caza. El ganador de
cada una de ellas obtendría un punto. Quien más puntos poseyese al final de
aquellos dos días sería el Campeón Topacio.
1: En realidad, Bayushi Shoju no es nada
agraciado físicamente, de ahí sus máscaras completas. Pero Shoju es consciente
de la importancia de la belleza en la corte del Emperador, de ahí que Kachiko
sea una pareja tan excelente. Sólo han visto su rostro tres personas: su esposa
Kachiko, su hermano Bayushi Aramoro (que por cierto, es muy guapo), y Kiko, una
doncella de su familia que siempre lo ha cuidado. Su propio hijo Bayushi Dariu
nunca ha visto el rostro de su padre.
2: Togashi Yokuni, el Daimyo Dragón… no es un
Daimyo cualquiera. No es un descendiente de la familia principal del Clan como
en otros casos. El actual Togashi Yokuni es nada más y nada menos que el
mismísimo Kami Togashi, que generación tras generación ha fingido ser un
mortal. Es realmente un dragón, y va volando allá a donde necesita; de ahí que
nunca llegue con el resto de Daimyos. En el momento actual, tan sólo conocen
esta verdad tres almas vivientes: el propio Kami Togashi y los Señores de los
Secretos; Bayushi Shoju y Kachiko.
3: El kami Hantei dio una misión sagrada a cada
Clan Principal, si bien la encomendada al Kami Bayushi no es conocida por los
otros Clanes: proteger al Imperio de cualquier amenaza externa o interna por
los medios que fueran necesarios. Incluso, aquellos medios que los otros Clanes
no osarían utilizar debido a sus estrictas filosofías. Para ello, debían
convertirse en los maestros del espionaje de Rokugan, algo altamente
deshonroso. Y ellos cumplen esa misión sagrada. A pesar de que ello conlleve el
desprecio, la desconfianza, el deshonor y el temor del resto de Clanes; a
quienes en realidad protege con su “sacrificio”. Justamente por todo esto El
Clan Escorpión ha hecho todo lo posible por definirse a sí mismo por su
reputación de maquinadores, mentirosos y escoria indigna de confianza.
Holaaa ^^ que tal va el capítulo 6? has empezado a retocarlo o sigues hiperliada? xD
ResponderEliminarSuper liada, la verdad! Pero como pensaba ponerlo junto con este capítulo, hice varias páginas en su momento. Tampoco pensaba que me corriera prisa, porque como parece q no se había leído este capítulo. Desde luego, ya estoy segura de que eso de subir capítulo a la semana ni de coña xD
EliminarxDD no tengas prisa, escribe cuando te apetezca y tengas tiempo :p Pero hace tiempo que me leí este capítulo xD
EliminarNo te preocupes, que esta parte de la historia me la se :p ya cuando sea lo de la isla te incordiaré más xDD
Ánimo! ^^
Hombre!!! Con lo que me gustaba a mí esta historia y mira por donde aparece. Ya te sigo, preciosa, para estar atenta al asunto y ver que más cosillas vas sacando. Un besote enormérrimo.
ResponderEliminarPallas!!!!!!! Preciosa!!!!! ^^
EliminarWalaaaaaa q ilusión q me leas ^^ Q tonta, es verdad, tú seguías esta historia! Te lo tenía que haber contado. Bueno, habrás visto que la he estado cambiando e intentando continuar. Espero que te guste la nueva versión, y que me dés tu opinión, que sabes que siempre vienen bien los consejos de gente que escribe mejor q una servidora :) ¿Tú sigues? ¡Tú tb tenías un blog!, ¿verdad? ¿Se pueden linkear entre sí? ¿Cómo se hace? ^^
Besos!!!!!
Claro que te leo, si estaba enganchadísima a esta historia y me muero por conocer el final. Y yo no escribo mejor que tú ¬¬. Que tú lo haces dpm.
EliminarMe mudé a Blogger hace año y algo, después de todo lo ocurrido, necesitaba un cambio de todo y me traje las historias, corregidas y aumentadas. Tengo poco material nuevo, pero estoy en ello. Los apuntes me absorben mucho. XD
Para tenerme controlada, sólo tienes que seguirme, como yo a ti, y te saldré en el escritorio de blogger cada vez que publique algo nuevo.
Un besote enorme. A ver si hablamos un día un ratillo con más calma y nos ponemos al día.
^^ Ya te sigo yo a ti también. Aunque me llevará la vida ponerme al día con tus historias! A mí tampoco me sobra mucho tiempo (actualizo esto porque me da la gana, no porque deba...xD).
EliminarPues tú tranquila que pretendo que veas el final. Uno de los objetivos fundamentales de abrir el blog era terminar El Comienzo de la Leyenda, y aunque no tengo muchos comentarios; parece que ya hay gente siguiéndome y llevo más de 600 visitas. Supongo que querrán seguir viéndolo, y ahora no puedo echarme atrás (just as planned xD).
Hablamos pronto preciosa. Pero mucha suerte con todo y ánimo ^^
Queeeeeee bestial! Llevas razon, mejora con la lectura (además que se ve que vas cogiendo un estilo solido de escritura ^^) pero me sigo quedando con el final del capi 2, ¡me ha encantado! :D
ResponderEliminarMe gusta la presentación de cada clan, para los que andan aún perdidos (servidor) va de perlas para meterse!